Una promesa rota. Una lágrima que resbala por mi cara. Un sueño que se esfuma. Un millón de esfuerzos por que todo saliera bien tirados a la basura. Un amor que ya nunca más volvera a ser amor. Consejos. Abrazos. Ánimos. Palabras. Palabras que, en estos momentos, me atreviria a decir que no sirven de nada. No sirven de nada porque el corazón ya está roto. Porque ya no quedan sueños, ya no hay motivos por los cuales reir, ya no hay ilusión, ni mágia, ni ganas, ya no hay nada. No tengo ganas de seguir, ni de luchar, ni de vivir, ni de volver a apostar por una nueva relacion. Ya no tengo ganas de creer en el amor.

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