Tengo la sensación de que a veces quiero controlar hasta el más mínimo instante sin darme cuenta de que las cosas, con la vida, fluyen solas. A veces pienso que es malo dejar de ordenar cada parte de mi vida, pero luego me doy cuenta de que las mejores noches son las que no se planean y los mejores momentos los que no se fotografían, porque cuando estás disfrutando de verdad el tiempo no necesitas pensar en nada y por eso no piensas si quiera en tomar una fotografía. Son tantas cosas las que a lo largo de mi vida he intentado controlar que al final el tiempo me ha dado la espalda, y por no hablar de los amigos que también me la han dado y por supuesto no lo esperaba.

A veces no pensamos que seríamos más felices si dejáramos a las cosas pasar sin ponerle nombre, si nos dejara de importar lo que los demás piensan y nos paráramos a pensar lo que realmente nos hace sentir bien. Encontrar el nirvana no es fácil, si no tienes altibajos estás muerto, hay días buenos y días malos pero hay que saber sacar lo mejor de cada uno de ellos porque al final, nadie va a salir vivo de esta.

La vida nos pone pruebas, trabas y demás muestras de dificultad, pero a pesar de todo hay que intentar ser fuerte, y si algo no sale bien, continuar siendo fuerte y ver cual es el punto en el que hemos fallado, porque echarle la culpa a otro es fácil, pero seguramente si nos paramos a pensar, tendremos más culpa de la que pensamos.

Y reflexionando, reflexionando, he caído en la sensación de que no podemos culpar a nadie de lo que nos ha hecho otra persona, que no podemos dejar de ser nosotros mismos simplemente porque alguien nos ha hecho daño, que no podemos hacer pagar a nadie el dolor que otros nos han hecho sentir, porque al final terminamos perdiendo a gente que no tiene ninguna culpa y que, además, merece la pena. Y no es que sea fácil tomar estas decisiones, y probablemente seguiremos cayendo en los mismos errores de siempre, y seguiremos siendo los mismos de siempre, pero es bueno saber que no podemos odiar a las rosas porque una nos clavó una espina. 

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